Tocaba resurgir…
El descanso estival se ha prolongado demasiado hasta pasar el otoño y alcanzar el invierno.
Y que mejor momento que en el aniversario de la muerte por asesinato del que por muchos años fue mi fiel compañero, Pepito Grillo.
Guardemos unas líneas de silencio en su memoria, por favor.
Suficiente, gracias.
El señor Grillo pasó muchos años a mi lado, sí, pero ya era hora de dejarlo ir en paz. En paz o en guerra (él no creo que pensase que su asesinato fuese un alto pacífico). No obstante, fue feliz, no todos los Grillo pueden decir haber vivido tanto.
En su memoria solo me resta decir lo que, paradojicamente, reza su epitafio:
Carpe Diem