Sentada en el sillón del bar Ana removía distraída su café. La música de jazz le hacía pensar en todo lo ocurrido el pasado año.
Ana había decidido alejarse de todo, tomarse unas vacaciones de cuerpo y mente: Sus padres, las amigas, el trabajo y… demasiadas cosas a las que hacer frente.
El saxofonista se fijó en su mirada distraída de profundos ojos negros, una mirada en sintonía con su melodía.
(Se intensifica la música de saxo)
_Esas palabras, su ritmo me habla. Me habla, me comunica su melancolía. El soy yo, yo, soy el. Tan distinto y tan diferente. Profunda y penetrante melancolía es su melodía.
(Sigue sonando el saxo, apenas audible, muy, muy melancólico)